De nada vale luchar contra él, porque no es más que una víbora o un chupasangre, sanguijuela también.
No existen motivos más fuertes que los que me impulsan a seguir día a día luchando contra esto que se está debatiendo en mi interior.
Ya no existe ninguna razón, en realidad existe una, eso es lo que provoca que no salga corriendo en la primera oportunidad que tengo. Aprender a vivir con ello, pero ya no por ello.
Tantas, tantas veces... No es más que una sanguijuela que se desvió.