domingo, 28 de agosto de 2011

28 de agosto

Complicando a la familia, viviendo con ella, ahogándote de ella, extrañando a ella, volviendo a sentir.

Estresando al resto, volviéndome loca de ello, solucionando problemas mundiales, extrañando a los poetas, volviendo al pasado, regresando al presente, pensando en el futuro. Deseando extrañar

¿Qué es eso? Un extraño sentimiento ¿sentimiento? ¿Quién sabe? ¿Alguien? ¿nadie?

Sobrevivo, vivo entre vivos, deseo la muerte, estoy entre ella, oscilo entre dos realidades, sufro por una, disfruto por la otra.

Cada día pienso en él, cada día deseo no haber realizado aquello, pero que más da, ya lo hice. Realmente lo hice, pasó, y punto.

Cada día sobrevivimos entre vivos, deseamos la muerte, pero no lo decimos en voz alta, deseamos morir y googleamos suicidio. Deseamos explotar y más nos adentramos en nosotros mismos.

Olvidamos pronunciar las "d" y las "s", omitimos los acentos, olvidamos hablar, expresarnos, deseamos decir todo y nada. Nos logramos entender.

Deseamos tanto, y en desear nos olvidamos en obtenerlo, finalmente lo tenemos y algunos sí disfrutan ello, otros olvidan eso. Para que mirar hacía otro lado, la gran parte lo hace.

Yo a diario miro al verano tratando de volver al invierno, jamás he logrado volver, solo lo he deseado, lo obtuve y lo dejé ir, ahí radica mi problema.

Desear.

Olvidar.

Vivir.


Existimos, sí.

Muerte, sí.

Vida, sí.

Perfección, no.

Protección, tal vez.

Olvido, cada día.

¿Logros? Jamás. El corazón no olvida, siempre reconocerá, y ese dolor que atraviesa este pecho, te reconoce cada vez que atraviesas un pensamiento.


Que más da, no se puede volver al pasado, se puede vivir el presente, se puede soñar con el futuro.

Mientras nunca olvides que estás, podrás ser y tener.




Un día hace mucho una niña soñó con él,
él supo siempre de ese sueño, un día apareció.

No hizo más que amarla, pero ella lo apartó.
Lloró por muchas noches, y finalmente lo dejó ir.

Cada día de diciembre ella lo recuerda,
lamenta haberlo dejado ir, pero bien sabía,
que ella no era para él.

Merecía algo mejor, y ella lo dejó ir, ella estaba demasiado rota como para ser amada, todo había sido destrozado. Él, ciertamente intentó arreglarla, pero no tuvo éxito, olvidó lo primero que ella dijo. La escuchó atentamente ese día, pero la pena y rabia nublaron el juicio del chico. Olvidó lo que ella siempre le dejó claro. Finalmente ella comprendió que él nunca entendería sus razones, ella hasta cierto punto tampoco lo hacía.













.-Estaré en Dubliland.









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Nada, nunca será como antes. Cada cosa, cada sensación, empezó ahí.