-¡Hey!-me dijo ella
-Hey-le respondí yo
-Acaso podría...-me estaba hablando, mal.
-NO, y no estoy interesada-le escupí cada palabra ácidamente
-En ese caso...-miró el techo y luego agregó-me sentaré aquí y no puedes impedirlo.
-por mí te mueres, y créeme no interferiré- Me senté varios puestos lejos de aquél bicho. Realmente no quería estar cerca de él, porque todo de él me atraía, y no podía darme el lujo de fijarme en alguien, seria catastrófico para mí. No podía, simplemente no podía.
El riesgo de enamorarse era muy grande, empezábamos así: una miradita, luego una palabrita, el galán se sentaba cerquita, y una como toda doncella caía. Además de soy muy inestable, y necesito mantener cierto rango de notas, obviamente el amor me hacía desorientarme, y es que no me convenía si mi máximo anhelo era volar, necesitaba enfocarme, y cualquiera que quisiese acercarse a mí, tendría que ser solamente para dos conversaciones, no más. No puedo soportar más. No debía soportar más.
Volviendo al muchacho, él se sentó cerca de mí igual, me siguió puesto tras puesto... accedí a un café, más que por interés fue para que me dejase tranquila, pero entre nos, él no lo iba hacer. Ya estaba en su mira y hasta que consiguiese lo que él quería-sexo- no me lo sacaría de encima.
No le di oportunidad y hasta le lancé el café, ¿cuál fue mi sorpresa? él no era como todos, él solo quería conocerme, tenía interés en mí, y yo me di cuenta que cuando lo vi por segunda vez. Todo en mí, estaba acelerado. Él simplemente volcó mi mundo. Me había enamorado. Y juntos volamos, y en el cielo... pude al fin tocar esas estrellas amadas.
Algo escrito por mí, para él.
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